Femxa recibió el Premio Empresa Solidaria en la I Edición de los Premios «Cada niño, un juguete», una gala solidaria para reconocer y visibilizar el compromiso social de personas, empresas y entidades que contribuyen activamente con la campaña solidaria impulsada por la Asociación Stop para que ningún menor se quede sin regalos en Navidad.
La velada, que tuvo lugar en Palacio de la Oliva, estuvo marcada por la presencia de instituciones, representantes del tejido social y empresarial, y colaboradores de la campaña. El premio fue entregado por la Vicepresidenta de la Diputación de Pontevedra, Luisa Sánchez, y recogido por Sira March, responsable de Comunicación Corporativa de Femxa.

Un juguete, una sonrisa: una iniciativa sostenible
La organización de la campaña reconoció el apoyo continuo y activo de Femxa a la campaña “Cada Niño un Juguete” a través de nuestra iniciativa solidaria Un juguete, una sonrisa, que busca crear una red solidaria instalando puntos de recogida de juguetes y otros artículos nuevos o en buen estado en las oficinas de Femxa con el objetivo de hacerlos llegar a familias y colectivos en situación de vulnerabilidad a través de la Asociación STOP. Año tras año, Femxa abre las puertas de sus oficinas de Vigo a toda la ciudadanía en esta acción colectiva que va más allá de la mera donación material.

Su principal propósito es garantizar que los recursos obtenidos lleguen a niños, niñas y adolescentes de familias con limitados recursos económicos, contribuyendo a reducir desigualdades y a promover la igualdad de oportunidades. Más allá de cubrir necesidades materiales, la iniciativa persigue favorecer el desarrollo integral y el bienestar emocional de la infancia, al tiempo que refuerza valores fundamentales como la solidaridad, el consumo responsable y el compromiso social. No se trata solo de regalar objetos, sino de generar conciencia sobre la acumulación de bienes y reflexionar de manera crítica sobre nuestros hábitos de consumo.
Asimismo, esta acción tiene un impacto positivo en términos de sostenibilidad, al fomentar la reutilización y reducir el impacto ambiental asociado al consumo. Dar una segunda vida a los juguetes disminuye la necesidad de fabricar nuevos productos, lo que conlleva un menor uso de materias primas, energía y agua, además de reducir la presencia de plásticos y otros materiales de difícil reciclaje. De este modo, se evita la generación de residuos que acabarían en vertederos o en el entorno natural, contribuyendo a la reducción de emisiones vinculadas al ciclo de vida de los productos y al impulso de la economía circular. Al mismo tiempo, se sensibiliza a empleados y familias sobre la importancia de prolongar la vida útil de los objetos, promoviendo prácticas más responsables y sostenibles.